Era solo una niña que se elevaba unos pocos palmos del suelo pero ya se advertía su predisposición por la pintura y la moda. Sus muñecas eran vestidas con trajes que recortaba de las revistas de la época. Aplicaba color a todo papel que encontraba a su paso, para desesperación de su madre algunas superficies fueron depositarias de sus arrebatos de iniciación.
Terminaba los exámenes de dibujo en el colegio a los minutos de comenzar. Sin embargo se quedaba en el aula para ayudar a sus compañeros que, asombrados, veían que con unos pocos trazos surgía la figura solicitada.
En aquel momento Barcelona era la vanguardia de la moda española. El acreditado “Instituto Internacional Felicidad Duce”, era pionero en las enseñanzas relacionadas con la moda. Magdalena España, entonces muy joven, se trasladó a la ciudad condal.
Donde obtuvo el título de “Profesora de Diseño y Creación de Estampados”. Por su brillante expediente académico se le propuso trabajar en el estudio de Pedro Rodíguez que patrocinaba el Instituto e impartir clases en el mismo. Con gran dolor rechazó la oferta, su familia descansó aliviada.
De regreso en Madrid, completó su formación asistiendo durante varios años al Círculo de Bellas Artes.
Con estas herramientas comenzó su trayectoria “Cestas de flores” 100x100 como diseñadora free lance. En dos años sus trabajos traspasaron las fronteras y fueron exhibidos en París. Fue entonces cuando recaló en los talleres de Pertegaz dónde llevó al papel las ideas del genial diseñador. Este la convenció para que hiciera una prueba como modelo de sus colecciones. El ojo del maestro veía en esa chica alta y delgada un filón para las pasarelas. Y no se equivocó, durante varias temporadas Magdalena España destacó como maniquí de alta costura.
Un primer anuncio publicitario con especial resonancia hizo que las agencias reclamaran su colaboración. Luego un papel en un café teatro la introdujo en el mundo de la escena. Durante algunos años combina las tres facetas.
Se la podía ver regresando de una sesión fotográfica justo a tiempo para subir al escenario.
La pregunta que se hizo fue: ¿Qué es lo que más me gusta? La respuesta fue sencilla:¡¡¡Pintar!!!
Sus pocos ratos libres los dedicaba a manchar papeles y lienzos.
Para sorpresa de muchos y alegría de otros rechazó los trabajos que se iniciaban y se dedicó a pintar. Entre todas las técnicas posibles escogió la acuarela para plasmar su visión de la realidad. Las sugestivas transparencias que el manejo del agua permite incentivan la imaginación del espectador que puede descubrir otra mirada de la artista.
Su especialización en gran medida se debe al Profesor A. Santiago Contreras que fue su maestro durante varios cursos. Tuvo la amistad e intercambió conocimientos y obras con los mejores en este difícil arte: Julio Quesada; Rafael Requena y Lucio Sobrino que le permitieron depurar su técnica.
Estos “maestros” impartieron clases y demostraciones en directo en el Estudio-Taller “Magdalena España”, para deleite de los aspirantes a dominar la técnica.
Se sumerge durante horas incontables para emerger finalmente con un trabajo que mantiene en “observación” antes de darle el aprobado final. No son pocas las ocasiones en las que horas intempestivas se la ve pincel en ristre atacando una obra supuestamente terminada.
Los que acuden a su estudio, buscando perfeccionar sus conocimientos o a iniciarse en el arte de la acuarela, se impregnan de esa atmósfera creativa que trasladan a sus cuadros. Sus trabajos reflejan la personalidad individual de cada uno de ellos.
El ojo atento reconoce su paso por la moda. Mujeres elegantes, derrochando glamour y perfección estética son características. La belleza irrumpe con fuerza como nota esencial. Pero también en el tratamiento de obras como “Amanece en Estambul” donde la atmósfera de intimidad que su pincel insinúa con las brumas que se levantan en el despertar de la ciudad asiática, sobrecoge el alma. Los “collages” sorprenden al espectador que no espera encontrar esta técnica cuando visita la exposición de una acuarelista. Telas previamente trabajadas y pan de oro suelen ser los materiales utilizados.
Los retratos captan el alma, la esencia, en ocasiones una mirada del que se inmortaliza sobre el papel de la artista que suelen responder a la voluntad del amante de la pintura de inmortalizar a un ser querido.
Esta capacidad para sintetizar las características de un determinado personaje llevó a Televisión Española, para su programa “Mujeres en la historia” a contratar el retrato de diversas personalidades femeninas. Rosa Chacel; Federica Montseny y María Zambrano fueron algunas de las retratadas.
Mención aparte merecen los autoretratos, si bien todos son acuarelas, algunos de ellos resultan verdaderos “collages”, el más renombrado es aquel en el que aparece con un velo de rejilla, obtenido de un sombrero antiguo. Sin embargo el preferido de la artista es “Magda con sombrero”
El colorido de su trabajo y la habilidad para plasmar en una pintura el alma de una obra literario llamó la atención de escritores y editoriales que solicitaron su auxilio en la difícil tarea de ilustrar las portadas de sus libros
Sus trabajos han sido expuestos en multitud de galerías tanto en España como en el extranjero con gran aceptación del público. La crítica siempre ha valorado de forma positiva y unánime la obra de Magdalena. Diversas primeras plumas no han escatimado elogios a sus trabajos.
La obra de Magdalena España se exhibe en diversas colecciones públicas y privadas: Museo de Bellas Artes de Madrid; Ilustre Colegio de Abogados de Madrid; Museo Rafael Requena; Ayuntamientos de Madrid, Aranjuez y Colmenar Viejo; Museo de Madrid; Diputación de Guadalajara, Caja Madrid (BANKIA) y “El Tormo” de Cuenca, entre otros.
Varios galeristas han llevado sus obras a las más importantes ferias internacionales, Nueva York, Miami o Londres son algunas de ellas. Participó en diversos certámenes en España obteniendo numerosos primeros premios y en Francia dónde se le concedió la Medalla de Oro. El Ayuntamiento de Alcobendas le ha otorgado una medalla a su trayectoria profesional. Según le concedían los premios los colocaba en su estudio. Ya no queda espacio o pared disponible.
Con S.M. la Reina Sofía; don Íñigo Méndez de Vigo – Ministro de Cultura; don José Gabriel Astudillo – Presidente de la Asociación de Pintores y Escultores, en la entrega de Premios Reina Sofía en Casa de Vacas (Madrid)
La obra de Magdalena no deja indiferente a nadie. Penetra por la retina para conquistar el corazón. Los episodios de éxtasis que provoca perduran en nuestros sentidos. Toda ella mantiene un halo de misterio que se desvela distinto para cada espectador. Tal como sucede con la autora.